ERA
Era las humoradas durante los paseos, los besos robados en el supermercado, los diarios extraviados, las tazas de cafés sin lavar, las camisas planchadas, las horas de silencio en invierno tirados en el sofá.
Era la mesa servida los domingos, los zapatos de goma, el balcón florido, las chelas en el refrigerador, las noches de riñas por el control remoto y el de la lucha por "música o libros" para gastar.
Era el placard teñido de negro, la ventana siempre abierta, el celular olvidado, las baratijas de feria, el cigarro por la noche, la sábana mal puesta, las compras tardías y las gafas sin guardar.
Era el paso lento, las risas fuertes, las miradas largas y las palabras cortas. Era el ayer, el hoy y el mañana. Él era todo, todo lo que tenía y todo lo que le faltaba.